En mi mente creo que siempre existió Celestium. Claro, que al principio no tenía un nombre; era simplemente eso…un sueño. Pero un sueño basado en la realidad de que somos criaturas hechas a imagen y semejanza del Supremo Creador y con un alma o espíritu eterno y que por ende, transciende la fragilidad de esta vestidura humana llamada cuerpo. Por lo tanto, si creemos en la vida eterna y sabemos que tenemos un estuche para nuestra alma, este estuche debe ser tratado con dignidad.
Hace muchos años escuché un relato que en realidad no sé si fue fábula o historia, pero creo que los hará recapacitar tanto como me hizo recapacitar a mí.
“Una vez, un rico mercader del oriente que se dedicaba al comercio de joyas y piedras preciosas, adquirió de un humilde pescador una perla inigualable de un tamaño y un color nunca antes visto. La maravillosa perla era la envidia y admiración de todos y sus amigos le decían: “Vende la perla y serás el hombre más rico de la comarca”. Pero el mercader, hábil por demás, decidió exhibir la maravillosa joya en su tienda, para la cual construyó una lujosa vitrina. La gente acudía a su tienda a ver la gran perla, y el mercader multiplicó sus ventas ya que la posesión de esa gran joya le hacía merecedor de gran reputación comercial.”
“Una noche, la gran perla le fue robada y por mucho que la buscó y ofreció recompensas nunca pudo recuperarla. Afligido, viendo que su reputación mermaba al igual que sus ventas, tuvo otra gran idea genial: decidió exhibir la madreperla, el contenedor de la joya.”
Vino a mi mente de inmediato que esto se asemejaba mucho a lo que era la industria funeraria; comerciaban con el estuche, con el contenedor de la gran perla.
Con mis convicciones más sólidas que nunca, necesitaba un nombre que estuviese de acuerdo a tan sublime motivación…y qué mejor que un nombre que encerrara a la vez respeto, dignidad y sencillez. El cielo era algo a quienes todos nos referíamos como algo sencillo, pero al mismo tiempo superior. La palabra Celestium surgió tratando de interpretar un escrito en latín…había nacido Celestium (los celestiales) y nuestro logo “la Estrella de Belén”.